Dosier
La ciudadanía cultural: una aproximación a su abordaje desde la bibliotecología
Resumen: El artículo describe la importancia de que la bibliotecología, desde su carácter social e historia disciplinar, amplíe su campo de actuación atendiendo a la esfera de lo cultural. Toma como eje a las políticas culturales, y sus marcos actuales, que permiten el involucramiento profesional otorgando una perspectiva política a la mediación cultural que desarrollan las bibliotecas. Propone a la ciudadanía cultural como línea de trabajo que impulsa esta orientación y a la gestión cultural como herramienta que promueve diálogos disciplinares y la concreción de nuevas miradas respecto a la unidad biblioteca, mostrando su importancia como servicio cultural sin perder sus rasgos esenciales. Presenta resultados de una investigación que aborda la realidad uruguaya a partir de un escenario de cambio como fue la llegada al poder del partido de izquierda Frente Amplio, en el año 2005, que impulsó nuevas y diversas políticas culturales, las que fueron estudiadas con referencia a la direccionalidad y visibilidad de la biblioteca pública.
Palabras clave: Ciudadanía Cultural, Políticas Culturales, Gestión Cultural, Bibliotecología.
Cultural citizenship: an approximation to its approach from the perspective of librarianship
Abstract: The article describes the importance of librarianship, from its social character and disciplinary history, to broadening its field of action by attending to the cultural sphere. It focuses on cultural policies and their current frameworks, which allow for professional involvement, giving a political perspective to the cultural mediation developed by libraries. It proposes cultural citizenship as a line of work that promotes this orientation and cultural management as a tool that promotes disciplinary dialogues and the creation of new perspectives on the library unit, showing its importance as a cultural service without losing its essential features. It presents the results of a research that focused on the uruguayan reality from a context of change such as the arrival to power of the leftist party Frente Amplio, in 2005, which promoted new and diverse cultural policies, which were studied with reference to the directionality and visibility of the public library.
Keywords: Cultural Citizenship, Cultural Policies, Cultural Management, Librarianship.
1. Introducción
El carácter social de la bibliotecología y su rica historia promueve su involucramiento con diversas disciplinas, aspecto que se acrecienta ante su necesaria actualización, compromiso con el tiempo actual y abordaje de nuevos objetos de estudio. Este escenario conlleva la necesidad de ampliar cada vez más su campo de actuación a la vez que rendir cuentas de las complejas realidades a las que se enfrentan sus profesionales.
Bajo esta mirada, las líneas que siguen se orientan a profundizar una de las múltiples facetas que involucran el quehacer formativo y laboral del bibliotecólogo en la actualidad, la relativo a lo cultural. En general este aspecto es abordado desde la responsabilidad profesional con relación al patrimonio cultural, sin embargo, interesa ir más allá de esta mirada y abarcar una perspectiva que permita un involucramiento profesional e institucional con las políticas culturales y su principio de apuesta a la ciudadanía cultural. Se entiende que el sustento disciplinar y la realidad regional propician dicha orientación.
En las siguientes páginas se comparten ideas que apoyan esta postura a la vez que se incorpora el aporte de la gestión cultural, entendida como una herramienta formativa y de actuación profesional que promueve la mediación cultural y fortalece el papel de la biblioteca en la construcción de ciudadanía cultural.
Se difunden también algunos resultados de la tesis doctoral “Políticas culturales en bibliotecas públicas, un diálogo posible: encuentros y desencuentros del caso uruguayo a partir del gobierno del Frente Amplio” (Szafran Maiche, 2022), que aporta insumos de estudio de la realidad de Uruguay, permite arribar a conclusiones respecto al vínculo de las bibliotecas públicas y las políticas culturales y el propicio contexto actual para para fomentar esta relación poniendo como eje a la ciudadanía cultural.
2. El contexto disciplinar
El objeto de estudio de la bibliotecología, centrado en la información, y su carácter social conlleva a su necesario relacionamiento con otras áreas así como a una mirada más amplia de su campo de actuación en función de las dinámicas que la realidad exige.
En este espectro, interesa indagar respecto al vínculo con otro eje de importancia, la cultura, en general no considerada o abordada en forma muy limitada, y la perspectiva desde la que puede ser contemplada hoy en día, especialmente en el contexto latinoamericano.
Son aún pocos e insuficientes los estudios teóricos sobre el tema, la mayor parte están dirigidos a la descripción de casos concretos. Almeida (2014a, 2014b) destaca el escaso vínculo que se produce entre la política cultural y la Ciencia de la Información señalando como causas la no concepción de sus unidades centrales (bibliotecas, archivos y museos) en diálogo con la cultura y la no inclusión de temas culturales en la oferta formativa de los profesionales del área. Sin embargo, reconoce un cambio en esta situación fundado en el impacto de las TIC, abordando el estudio de la realidad brasileña desde la experiencia de los Puntos de Cultura, concluyendo que los estudios de políticas de información serían hoy en día también estudios sobre políticas culturales.
Este panorama alienta el estudio de los ejes que involucra lo cultural bajo una postura en que la bibliotecología sea considerada desde la perspectiva del pensamiento crítico, en tanto corriente crítica del funcionalismo que incorpora la visión de la cultura, reflejada en prácticas de acción y animación cultural orientadas a públicos excluidos. Brinda nuevas miradas respecto a la biblioteca, destacando el dinamismo que deben tener y cuestionando la neutralidad y objetividad del trabajo bibliotecario. Dentro de los enfoques contemporáneos, interesa resaltar la importancia que se le otorga a la mediación, “enfatizando menos o caráter difusor (de transmissão de conhecimentos) e mais o caráter dialógico da biblioteca” (Araújo, 2014, p. 88).
Los estudios sobre la cultura conforman un área cuyo objeto, atendiendo a su amplitud y múltiples formas de abordaje, abren la puerta al aporte de otros saberes en los que la bibliotecología debe contribuir:
Definimos entonces a los Estudios Culturales como un proyecto que no se atrinchera en las disciplinas tradicionales, que va siempre en busca de nuevos objetos de estudio, que se ha propuesto renovar las visiones de los objetos tradicionales y que ha optado por un tipo de crítica cultural donde resulta trascendente articular lo simbólico, lo económico y lo político. No hay Estudios Culturales sin vocación política: la misma producción de conocimiento reclama intervenir en la realidad para democratizarla (Portocarrero & Vich, 2010, p. 31).
Esta visión política requiere necesariamente su anclaje contextualizado, la apuesta a lo latinoamericano, planteada por Richard (2001), pero desde una construcción local “que desborde el refugio academicista para intervenir en los conflictos de valores, significaciones y poder que se desatan en las redes públicas del sistema cultural” (p. 195).
Desde la bibliotecología también son escasos los antecedentes que señalan el rol político del quehacer profesional. A los fines de la propuesta, se señala a Betancur (2002) quien plantea la falta de reconocimiento del propio bibliotecario de ese matiz político. Se destaca el aporte de Meneses Tello (2005, 2008, 2013a, 2013b) en la concepción del usuario en tanto ciudadano y de la institución social en tanto institución política. De acuerdo con sus palabras:
los centros bibliotecarios son, como sistemas organizados de información, mecanismos ideológicos para el cambio social; son instituciones que se hallan distribuidas en todo lo largo y ancho de la estructura social, por ende, están presentes en la esfera dialéctica del conflicto entre estamentos, castas, clases, instituciones, órganos de poderes públicos y generaciones que defienden la tradición o la innovación; el status quo o la revolución (2005, p. 129).
Las bibliotecas no escapan a los usos que se hacen de la cultura, estas se insertan como un espacio de cultura que sirven para combatir la vagancia (Ramos, 2003), siendo la institucionalización de la cultura una estrategia de disciplinamiento. Dentro del macro mundo cultural, también interesa la perspectiva del autor al referirse al campo de las letras en tanto lo concibe como un instrumento para la modernización y, en consecuencia, de formación del ciudadano, aspecto que nos permite continuar indagando en el vínculo disciplinar, contribuir a enriquecer el rol político profesional con vistas al trabajo con recursos culturales.
3. Gestión cultural: una herramienta para la bibliotecología
Abordar lo cultural desde la bibliotecología constituye una necesidad que encuentra en la gestión cultural una herramienta propicia para ello. A partir del énfasis puesto en la información en tanto objeto y sus enormes implicancias, la bibliotecología tiene una deuda con la cultura, más allá de reconocer su presencia en el trabajo profesional desarrollado en la práctica cotidiana aunque no siempre reconocido como tal.
Este planteo requiere una inevitable delimitación de la postura que se adopta respecto a la gestión cultural en tanto, quizás por su reciente consideración como objeto de estudio, carácter disciplinario y múltiples acepciones del término cultura; abarca un amplio espectro no siendo todo válido desde la bibliotecología, o por lo menos, desde la perspectiva señalada anteriormente.
En esta línea interesa, nuevamente, remarcar el aporte de autores que se alejan de la mirada de neutralidad al enfrentarse al complejo tema de la cultura y su gestión a la vez que asumen una postura contextualizada. La conceptualización de la gestión cultural como una acción política, que incorpore nuevos objetos de estudio y conjugue la teoría y la práctica es considerada por autores (Olmos, 2009; Vich, 2014) que aportan una reflexión que, se entiende, es la que debe adoptarse desde la bibliotecología.
Este reciente proceso requiere incorporar y/o acrecentar la formación en gestión cultural en los estudios de bibliotecología. Al igual que otras disciplinas que han realizado esta apuesta, se entiende que esta oferta debe dar cuenta del amplio accionar que envuelve la gestión cultural, y, por lo tanto, concepciones que conlleva. En un artículo de Szafran Maiche (2021), se da cuenta del proceso desarrollado en la Licenciatura en Bibliotecología en la Universidad de la República y la apuesta a dos ejes destacados atendiendo a la formación profesional:
el rol de mediadores de cultura como complemento a nuestra esencia, la mediación de información. Por otro lado, y en forma complementaria, resaltar el carácter político de nuestra labor en tanto actividad simbólica impregnada de ideología. Este punto se aborda a partir de una concepción amplia de las políticas culturales, trascendiendo a las políticas públicas (Szafran Maiche, 2021, p. 10).
Estas líneas estratégicas se conjugan en el eje de las políticas culturales, reconocidas por la participación de diversos actores: “intervenciones realizadas por el Estado, las instituciones civiles y los grupos comunitarios organizados” (García Canclini, 1987, p. 26). De esta forma, el marco conceptual promueve una mirada en la que el profesional se reconozca parte y no un mero ejecutor de mandatos recibidos. Para ello cobra relevancia el contexto histórico y social, saber leer la realidad, la propia, que es dinámica, en la que la cultura no es un objeto incambiado y que requiere su estudio constante así como la formulación de nuevas preguntas que cuestionen las prácticas.
En un contexto en que ya no se discute el eje de la participación cultural como principio de las políticas culturales actuales, la bibliotecología debe apostar a su concreción, potenciando su vinculación con la información y demostrar que su rol social. No es un discurso abstracto, sino que promotor real de comunidades participativas que se compromete, ni más ni menos, a mejorar la vida de la ciudadanía a través de estas valiosas armas. El reto por la ciudadanía cultural conforma un escenario propicio en esta dirección.
4. Ciudadanía cultural: la apuesta política
Hacer referencia a la ciudadanía cultural como eje en torno al cual enmarcar el trabajo profesional, desde el rol de mediación cultural, conlleva necesariamente hacer mención a las políticas culturales desde una postura que trascienda a su anclaje a la cultura artística.
La ciudadanía cultural, aquella que se define desde la articulación del derecho a la organización, el derecho a la expresión, el derecho a la participación en el mundo, a partir de las pertenencias y anclajes culturales: el género, la etnia, la religión, las opciones sexuales, las múltiples adscripciones identitarias, entre otras (Reguillo, 2003, p. 29).
Si se parte de la base que siempre fue necesario prestar atención a la política cultural y vincularla con la política de información, se entiende que hoy en día es imprescindible. Esto obedece a que los principios vigentes respecto a las políticas otorgan un marco propicio de incursión de la biblioteca, permitiendo dar cuenta y visibilizar su rol social.
durante los últimos años los tratados de las Naciones Unidas han reconocido firmemente la necesidad de que se garanticen los derechos colectivos, tales como el derecho a la cultura. En las diversas conferencias organizadas por la UNESCO sobre este tema, así como en varios documentos de la UNESCO, se ha hecho hincapié en que este derecho no solamente significa el derecho a la cultura en general, sino el derecho a la cultura propia, que es la cultura con la cual uno se identifica y la cual está ligada a una historia y a un territorio específicos. El concepto del derecho a la cultura está estrechamente relacionado con la ‘ciudadanía cultural' (Unesco, 1997, pp. 29-30).
En la actualidad, no solo importa democratizar la cultura, permitir la descentralización y el acceso democrático a los bienes y servicios culturales, en tanto paradigmas que sustentan las políticas culturales; interesa también que la ciudadanía (en este planteo nuestros usuarios), tengan una participación activa en la vida cultural que les permita ser constructores de su propia cultura.
La posibilidad de tener acceso se enriquece con el poder decidir, cuestionar, en tanto “finalmente, el derecho a la participación en las decisiones de la política cultural es el derecho de los ciudadanos a intervenir en la definición de las directrices culturales y de los presupuestos públicos, a fin de garantizar tanto el acceso como la producción de cultura por parte de los ciudadanos. Se trata, entonces, de una política cultural definida por la idea de ciudadanía cultural” (Chaui, 2008, p. 7).
Estos principios encuentran en la biblioteca un escenario propicio para su materialidad y en la bibliotecología una disciplina que puede aportar su estirpe social a la hora de valorar el objeto cultura. Asimismo, recibir el aporte de las diversas áreas que han contribuido a la consolidación de la gestión cultural, permitiendo ampliar su mirada y enfocarla desde una perspectiva en la que la visión concentrada en la simple gestión y aprovechamiento de recursos no sea la preponderante.
Hablar de ciudadanía cultural desde esta perspectiva implica abrir la discusión hacia tópicos que requieren una postura comprometida y crítica, por ejemplo, derechos culturales, participación, inclusión cultural, brecha cultural, acceso y creación, difusión, formación, derechos, identidad. Desafíos a los que se enfrenta el profesional y que, en función de su postura ética y marco conceptual, sostiene una forma de ejercicio que favorece la ampliación o reducción de esas brechas. Por lo tanto, su actuación define la efectiva apuesta a la ciudadanía cultural o a la exclusión. Esta mediación, que es política, va más allá de las políticas gubernamentales, es una muestra del poder profesional y de la opción hacia que lado de la balanza se quiere contribuir. De la misma forma en que no se concibe al usuario solo como un consumidor pasivo de información, no se lo entiende como un espectador de cultura, sino como actor activo y creador de su propia cultura.
“Formar parte de la ciudadanía es así una cuestión de pertenencia, de adscripción identitaria, asunto no exento de conflicto y de una diversa y gran complejidad” (Aceves Lozano, 2020-2021, p. 172) y esto se logra con acceso y apropiación de información y bienes culturales, permitiendo expresar y hacer valer la propia voz desde una biblioteca de puertas abiertas al desarrollo de estos procesos culturales.
5. El caso uruguayo
Algunos de los ejes propuestos en este trabajo fueron considerados en la tesis doctoral “Políticas culturales en bibliotecas públicas, un diálogo posible: encuentros y desencuentros del caso uruguayo a partir del gobierno del Frente Amplio” (Szafran Maiche, 2022). Toma como contexto de análisis un país, Uruguay, a partir de un hecho que se destaca en su historia, la llegada al poder por primera vez del partido de izquierda Frente Amplio en el año 2005. En virtud de este cambio político, comienzan a vislumbrarse actividades tendientes a concretar políticas públicas vinculadas a distintas áreas. Con referencia al tema cultural, se amplían las propuestas orientadas a políticas culturales desde el ámbito gubernamental. En este escenario se destaca que en diciembre de 2009 se aprueba la Ley 18.632 “Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas”, siendo el primer instrumento legal de carácter nacional que regula a esta categoría de unidad de información.
El trabajo tuvo como objetivo general identificar y analizar las políticas culturales del gobierno frenteamplista (2005-2015), la direccionalidad con las bibliotecas públicas, su comprensión, inclusión y visibilidad ante una nueva realidad política y las condiciones para la construcción e implementación del Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas de Uruguay.
Entre sus objetivos específicos, a los efectos del presente artículo, se destaca el generar conocimiento sobre el vínculo de las políticas culturales y las bibliotecas públicas, que enriquezca el área disciplinar bibliotecología y contribuya a la comprensión de la realidad uruguaya.
La estrategia metodológica de corte cualitativo se orientó al uso de técnicas que permitieron la generación de información que posibilitara un análisis orientado a la comprensión de los fenómenos abordados. En esta dirección, se aplicó como técnica el análisis documental tomando como insumo la documentación generada por las instituciones responsables de delinear las políticas culturales a nivel nacional. La categoría documentación se consideró en un sentido amplio, abarcando un primer grupo que fue la información registrada de responsabilidad de las instituciones y por lo tanto incluye también como fuentes las páginas web institucionales. Un segundo grupo lo compusieron los documentos referidos al tema de bibliotecas públicas aparecidos en medios de prensa escritos durante el período estudiado. En esta categoría se destacan por su significado, las entrevistas realizadas a decisores políticos del área cultural en distintos medios de difusión. Cabe señalar que son muy escasos los datos oficiales existentes sobre bibliotecas públicas, por lo que la técnica propuesta aportó información no disponible de otra manera. Otra estrategia se encaminó a indagar las significaciones y los sentidos que expresan las personas vinculadas al tema, las que estuvieron en diálogo con la interpretación de las significaciones de los documentos. De esta manera, la entrevista en profundidad fue seleccionada como herramienta de producción de información. El universo de estudio contempló dos unidades de análisis según la relación y lugar del actor social respecto a las políticas culturales y las bibliotecas públicas de manera de conocer su visión, perspectiva y relatos: decisores políticos de organismos públicos nacionales y departamentales; actores con responsabilidad de gestión en las bibliotecas públicas objeto de investigación: bibliotecólogos responsables de las bibliotecas públicas.
Se realizó una comparación de las políticas culturales desarrolladas en el período del estudio con la información recabada a partir de las entrevistas (considerando dos tipos de actores pero aplicando las mismas preguntas orientadoras), y de la prensa escrita, sustentada en el marco teórico abordado que permitió dar cuenta de las tensiones y posiciones que el tema de las bibliotecas públicas genera en Uruguay con relación a las políticas culturales.
La investigación permitió comprender que la mirada de los decisores políticos es afín a entender a la ciudadanía como uno de los elementos centrales y objeto de su gestión cotidiana. La aparición de la ciudadanía como actor protagonista del tema se refleja en su carácter de destinatario y elemento central de los ejes que configuraron las políticas culturales.
En este escenario se indagó respecto a la biblioteca, a conocer la opinión de los entrevistados sobre su representación por parte de la ciudadanía y los políticos, cómo entienden que son vistas. No se registran respuestas que vayan en un sentido contrario a los aspectos esenciales respecto de estas unidades, esto es, a su consideración de democráticas, de espacio abierto. Distintas son las miradas con referencia a las formas de apropiación por parte del público de ese espacio y a los servicios a ofrecer. Especialmente, al adentrarnos en las enormes posibilidades que brindan las TIC y el contraste con la cultura letrada y la forma de concepción actual.
Desde la visión política se reconoce que la biblioteca es un espacio de conflicto pero en el entendido de su adaptación a la reorganización de la esfera cultural desde lo impreso a las TIC y su gestión cotidiana. El aporte de los profesionales hace hincapié en su desconocimiento, representación y falta de visibilidad. Las expresiones presentadas dan cuenta de la dificultad de concretar el espacio de la biblioteca como eje de la ciudadanía cultural, se reconoce que no existe esa contribución real.
La representación de una concepción que dé cuenta de la participación ciudadana en materia cultural se vio reflejada a lo largo de las entrevistas aunque no en forma generalizada. Esa limitación se acrecienta si se concibe la participación como un hecho político, vinculada al espacio público, siendo también escasas las referencias. La falta de visibilidad y apropiación conlleva a nulas demandas de la ciudadanía con respecto a la biblioteca y su participación, en tanto se trata de una población que desconoce las posibilidades que la biblioteca pública podría ofrecer, entrando en un círculo que limita las reales posibilidades de desarrollo.
La descripción realizada permite encontrar, en principio y desde la mirada de los actores políticos, visiones no homogéneas respecto al rol de la biblioteca en la actualidad. Desde una perspectiva tradicional, como el espacio que requiere silencio y debe ofrecer libros impresos, incluso textos de estudio; hasta un panorama innovador, de participación y apropiación de la comunidad que, inclusive, refleja una perspectiva más avanzada que la de algunas profesionales bibliotecólogas, se hace presente un amplio espectro. Esta postura, sin embargo, no obedece a una pertenencia político partidaria, tiene connotaciones más vinculadas a las personas y/o a sus experiencias adquiridas a partir de la gestión. Por su parte, desde la mirada de los actores profesionales, se observa una posición en la que no se identifican constructores de las políticas culturales que envuelven su campo de actuación. A pesar del reconocimiento de las bibliotecas como espacios de participación, no se vislumbra una participación política atendiendo a la mirada presentada en el trabajo respecto a las políticas culturales.
Asimismo, la biblioteca como tal tiene una muy escasa presencia en la prensa lo cual está en estrecha relación con su visibilidad y representatividad. Dentro de este objeto, la Biblioteca Nacional tiene una presencia mayor, pero limitada en tanto el eje está asociado a situaciones conflictivas. De esta forma, las noticias sobre la biblioteca no dan cuenta de una visión de la misma que refleje las discusiones respecto a su posicionamiento y posibilidades en el marco de sus caracteres reconocidos en la actualidad y las políticas culturales promovidas en el nuevo contexto del país.
En este sentido, el trabajo concluye que durante el período de estudio se apostó a la descentralización cultural con una perspectiva hacia la ciudadanía cultural pero no reconociendo a la biblioteca como el espacio de conjunción de esos principios a pesar de que la biblioteca es la institución cultural con más presencia en el país (Ministerio de Educación y Cultura. Dirección Nacional de Cultura, 2016). Los principios rectores se tradujeron en el diseño de políticas culturales destinadas a la creación de infraestructuras culturales de apuesta a la ciudadanía cultural, asumiendo funciones propias de las bibliotecas como las experiencias instauradas en el período estudiado: Centros MEC, Usinas culturales y Fábricas de cultura.
Conclusiones
La conexión entre la bibliotecología y las disciplinas enfocadas al estudio de lo cultural es significativa y necesaria en tanto este vínculo propone un aporte que contribuye a potenciar los objetos de estudio. Además del enriquecimiento del marco teórico disciplinar, se contribuye al posicionamiento y mayor visibilidad de la unidad biblioteca con relación a los recursos culturales.
En este escenario, resulta trascendente adoptar una posición profesional de orden político que tome en cuenta este vínculo en el entramado de las políticas culturales en tanto, hoy en día, la biblioteca es una aliada en la concreción de sus lineamientos.
Asumir a la ciudadanía cultural como eje de esta relación constituye una oportunidad para demostrar el papel social de las bibliotecas. Se trata de instituciones clave para fomentarla ya que proporcionan acceso a una amplia gama de recursos y servicios culturales así como herramientas de alfabetización que permiten la participación cultural con apuesta a la creación por parte de los usuarios. Este rol de mediación cultural, no siempre reconocido, implica un compromiso ético y social en función de permitir reducir o ensanchar las brechas culturales.
El estudio de la realidad uruguaya con referencia a las bibliotecas públicas, que en tanto servicios locales cobran especial relevancia en el tema, demuestra una deuda en la apuesta a la ciudadanía cultural. En un tiempo y espacio propicio para ello, a partir de la diversificación y aumento de las políticas culturales, la biblioteca pública no es visible, manteniendo, en general, una representación tradicional de sus funciones. Esto provoca que la apuesta a la ciudadanía cultural se haya orientado a través de la creación de nuevas instituciones culturales que recogen propuestas que deberían asumir las bibliotecas ya existentes históricamente a lo largo y ancho del país.
Esta realidad reafirma la importancia de poner en escena a la gestión cultural concebida como herramienta que enriquece el rol del bibliotecólogo como mediador cultural. En esta perspectiva se apuesta a su inclusión en la formación de los estudiantes de bibliotecología pero también a promover un ida y vuelta con áreas de formación en gestión cultural que permita visibilizar el histórico y actual papel de la biblioteca mostrando su importancia como servicio cultural.
Fuentes
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Información adicional
Recepción: 30 Abril 2024
Aprobación: 16 Junio 2024
Publicación: 01 Abril 2025