Reseña/Review
María Eugenia Costa
Instituto
de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (UNLP-CONICET),
Argentina.
ecosta@fahce.unlp.edu.ar
Cita recomendada: Costa, M.E. (2016). [Revisión del libro La otra cara de Jano: una mirada crítica sobre el libro y la edición, por José Luis de Diego]. Palabra Clave (La Plata), 6(1), e015. Recuperado de http://www.palabraclave.fahce.unlp.edu.ar/article/view/PCe015
Reseña de: La otra cara de Jano: una mirada crítica sobre el libro y la edición / José Luis de Diego.- Buenos Aires : Ampersand, 2015.- 352 p.; 15,5 x 22 cm.- ISBN 978-987-45098-5-7. |
El libro que nos ocupa forma parte de una colección dedicada a la historia de la cultura escrita e impresa, tanto en Europa como en Hispanoamérica. La serie se titula Scripta Manent y está dirigida por el catedrático Antonio Castillo Gómez (Universidad de Alcalá), referente indiscutible en historia social de la escritura y la lectura. Los autores que integran dicha colección tienen un lugar destacado en el ámbito académico y poseen un amplio reconocimiento a nivel internacional.1 Por eso valoramos que en Scripta Manent se incluya el trabajo del doctor en Letras José Luis de Diego (Universidad Nacional de La Plata), especialista en teoría literaria e historia de la edición de literatura argentina, entre otras áreas.
Antes de comenzar con la reseña, queremos señalar que La otra cara de Jano: una mirada crítica sobre el libro y la edición profundiza la labor iniciada por José Luis de Diego con la dirección del volumen Editores y políticas editoriales en Argentina (1880-2000), realizado junto a un equipo de investigadores de la universidad platense. Hace un par de años este libro fue reeditado por Fondo de Cultura Económica debido a una amplia recepción del público lector. A tal efecto se actualizaron los capítulos y fue ampliado el arco temporal hasta el 2010. Es de destacar que desde su primera publicación (hace ya una década) se consolidaron en nuestro país los estudios sobre el libro y la edición. En este espacio de cruce de saberes y enfoques confluyeron disciplinas diversas tales como la historia cultural e intelectual, la sociología de la cultura, la teoría y crítica literaria, la bibliografía material, entre otras.
La mencionada obra colectiva sobre editores y políticas editoriales en Argentina procuraba reconstruir la producción y la circulación de determinadas obras literarias, la legitimación canónica de ciertos autores locales como así también la consolidación de tendencias de lectura. Consideramos que La otra cara de Jano: una mirada crítica sobre el libro y la edición logra superar aquella visión de la industria editorial circunscripta a las fronteras nacionales, ya que se jerarquiza el análisis de las redes iberoamericanas forjadas por escritores, editores, directores de colecciones u otros agentes (incluidos organismos estatales). Por un lado, estas redes editoriales se establecieron en momentos diacrónicos y espacios territoriales diferenciados (principalmente entrecruzaron España, México y Argentina, pero también pivotaron en Uruguay, Venezuela, Chile, etc.). Por otro lado, en cada coyuntura histórica se incluyeron múltiples intercambios comerciales externos, transferencias culturales y cruces político-ideológicos signados por relaciones interpersonales.
Como se afirma en el prólogo, el título La otra cara de Jano alude a la metáfora empleada por Pierre Bourdieu para referirse a la figura bifronte del editor contemporáneo. Motivado por intereses duales, este personaje pone el foco en el rédito económico y se adecua a las lógicas del mercado capitalista, pero también atiende al costado cultural del oficio, entendido como un espacio de producción simbólica. Al autor le interesa rescatar esta faceta cultural de la labor del editor, actualmente desmerecida con la permeabilidad de la autonomía del campo literario. En un entorno cada vez más tecnológico se plantea la necesidad acuciante de recomponer la “otra cara”, ese rostro deteriorado en los últimos tiempos por la fusión de sellos o empresas, la transnacionalización de capitales y la concentración editorial, los cuales actúan en detrimento de la bibliodiversidad.
En el libro que reseñamos, José Luis de Diego compila once trabajos de su autoría escritos en diferentes momentos —desde 2009 hasta 2014— pero que tienen un objeto de interés común relacionado con la edición literaria y poseen cierta articulación temporo-espacial. Las versiones originales fueron dadas a conocer en conferencias plenarias y reuniones científicas; se publicaron en revistas académicas como así también en volúmenes colectivos. La procedencia de los trabajos de investigación se especifican en un apartado final titulado “Fuentes” que, desde una perspectiva bibliotecológica, resulta significativo.
Para darle una mayor cohesión al conjunto, el autor adaptó los textos, unificó el estilo de escritura, tornando más accesibles las investigaciones para los lectores. Debemos señalar que el libro no es una mera compilación; se realizó una revisión exhaustiva atendiendo al estado de la cuestión que, en algunos casos, conllevó a la ampliación de los trabajos previos. Por otra parte, destacamos que en La otra cara de Jano no sólo se ahonde en aspectos teóricos sino también críticos, a través del cuestionamiento y la desarticulación de ciertos lugares comunes. Estos tópicos, presentes en los testimonios u homenajes a editores, suelen ser reiterados por la historiografía de la edición, a pesar de carecer de fundamentos empíricos. Como contrapartida, el autor nos brinda sólidas argumentaciones apoyadas en fuentes documentales de diversa índole (catálogos editoriales comerciales, epistolarios entre autores y editores, biografías, entrevistas periodísticas, etc.). Si bien se problematiza sobre cuestiones metodológicas asociadas principalmente a variables cualitativas, también se proporcionan los datos cuantitativos necesarios para validar las hipótesis. Desde aproximaciones panorámicas hasta abordajes microsociales, los capítulos se conectan y remiten entre sí, brindando una visión de conjunto sobre el desarrollo de la industria editorial argentina y latinoamericana a lo largo del siglo XX hasta la actualidad, teniendo en cuenta la dimensión internacional de los mercados.
El libro se estructura en tres diferentes apartados que conforman ejes-vertebradores de distintos tipos de análisis. En primer lugar, se encuentran tres trabajos generales agrupados como “Panoramas”, debido a su enfoque macro del mundo del libro y los impresos. Estos capítulos abordan cuestiones nodales vinculadas a la historia de la edición e historiografía de la lectura. En segundo término se incluye el más extenso apartado titulado “Estudios”. Está conformado por seis indagaciones ordenadas cronológicamente que se centran en casos particulares. Por un lado, estos casos responden a momentos y temas específicos, que permiten focalizar en ciertos aspectos del campo editorial. Por otra parte, retoman el hilo de los problemas e hipótesis planteados desde la perspectiva panorámica o macro. Opinamos que estos estudios ofrecen algunos de los aportes más valiosos del libro, ya sea por la originalidad de sus hipótesis, la variedad de fuentes primarias y secundarias o la riqueza metodológica de los análisis. En último lugar se suma otra sección bajo el rótulo de “Conexos”. Está compuesta de dos escritos cuyos vínculos con el conjunto resultan más tangenciales, pero no por ello menos pertinentes, ya que complementan los aportes de los estudios antedichos.
El primero de los panoramas lleva por titulo “Editores y políticas editoriales en América Latina”. Desde una perspectiva amplificada a nivel continental, se argumenta que los análisis de la edición literaria en lengua española deben considerar las mencionadas redes en las que participaron escritores e intelectuales nómades y editores migrantes. Estos vínculos incidieron en el establecimiento de sucursales de determinados sellos en otros países e intervinieron en la creación de colecciones de carácter latinoamericanista dentro de la política de publicaciones. El autor destaca los proyectos culturales e ideológicos y las iniciativas personales de los editores Arnaldo Orfila Reynal y Benito Milla, quienes no sólo signaron el destino de empresas como Fondo de Cultura Económica, Siglo XXI, Alfa o Monte Ávila, sino también dinamizaron el sector editorial en la región.
En el segundo capítulo, “Un itinerario crítico sobre el mercado editorial de literatura en la Argentina”, de Diego hace un breve racconto histórico de las políticas editoriales durante la “época de oro”“, los años sesenta, los períodos de “dictadura y democracia” hasta llegar a la década del noventa. Luego de contextualizar estas etapas, describe los cambios más significativos en el circuito comercial del libro y adopta una postura pesimista la cual valida con indicadores concretos. El autor indaga en la actualidad la presencia de los grupos editoriales concentrados, la gestión a cargo de gerentes-administradores u operadores de marketing, el posicionamiento de los agentes literarios y la influencia de los medios masivos en los intereses del lectorado. Como contrapartida de este proceso de concentración editorial, se destaca que en diferentes partes del país proliferan pequeñas editoriales. Concebidos como proyectos culturales, estos emprendimientos ofrecen catálogos especializados para nichos del mercado.
El tercer trabajo panorámico aborda, desde un enfoque teórico-metodológico, “Lecturas de historias de la lectura”. Se efectúa un pormenorizado estado de la cuestión que tiene en cuenta tanto los aportes como las limitaciones de los estudios sobre el libro y la edición. Asimismo se plantea cierto “recorrido programático” que permite delimitar una nueva disciplina —la historia de la lectura— que posibilita ampliar los análisis de la cultura escrita e impresa. El autor parte de los principales referentes como Roger Chartier o Robert Darnton; traza itinerarios con reconocidos especialistas para llegar finalmente a los trabajos realizados tanto en España como en la Argentina, donde se destaca la labor de Alejandro Parada, proveniente del campo bibliotecológico. Creemos que esta actualización vinculada a los avances de la historiografía de la lectura, entendida como práctica cultural e integrada a una perspectiva territorial amplia, resulta fundamental para la formación humanística de los/as bibliotecarios/as.
Como dijimos anteriormente, los trabajos del apartado “Estudios” consisten en minuciosos análisis particulares que tratan temas diversos: 1) las políticas editoriales que consolidaron la comercialización de folletos y libros en relación a un lectorado ampliado; 2) la presencia de autores argentinos y latinoamericanos en el proyecto editorial de Losada y las causas de su progresiva declinación; 3) los vínculos de Julio Cortázar con sus editores y traductores; 4) las estrategias de internacionalización del boom de la narrativa latinoamericana como operación de mercado; 5) las políticas de consagración mediante un sistema de premios literarios; 6) el proceso de concentración editorial en el mercado del libro en español. A continuación sintetizaremos algunos aspectos remarcables de cada uno de los capítulos.
El primero de estos estudios titulado “Editores, libros y folletos. Argentina, 1920-1940” plantea la emergencia de un campo profesional de escritores, periodistas e impresores. En este contexto, se pondera la labor de un grupo de editores advenedizos de origen inmigrante (Juan Torrendel, Antonio Zamora, Samuel Glusberg, Manuel Gleizer) y se analizan revistas que editaron libros. En las sucesivas etapas, los factores considerados son el mercado literario en expansión y el crecimiento de un nuevo público lector en nuestro país.
El segundo de los capítulos de la sección analiza “La literatura latinoamericana en el proyecto editorial de Losada”. Se toman como fuentes diversos catálogos editoriales para hipotetizar acerca de los motivos del declive del sello luego de un período de esplendor, que coincide con la llamada “época de oro” de la industria editorial. El autor argumenta que la dirección de la empresa tuvo una concepción estética demasiado estrecha y quedó al margen del proceso de renovación literaria de la década del sesenta.
En el tercer trabajo, “Cortázar y sus editores”, de Diego realiza un análisis discursivo de la correspondencia del escritor con diferentes agentes del campo editorial, entre los que se destaca Francisco Porrúa como mediador con la gerencia de Sudamericana. A partir de estas cartas, se trazan las relaciones e intercambios que sostuvo Julio Cortázar no sólo con editores sino también con críticos y traductores. Desde otro punto de vista, se explica el éxito de ventas internacional que produjeron sus obras.
El cuarto de los estudios se denomina “El boom latinoamericano: estrategias editoriales e internacionalización de nuestra literatura”. Al principio se problematiza el objeto de análisis y se discuten las determinaciones que generaron conflictos, como la relación entre literatura y mercado o el vínculo entre literatura y revolución. Luego se delinean los itinerarios editoriales de Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez y Julio Cortázar, retomando el hilo del capítulo anterior. Al final se demuestra que, salvo Mario Vargas Llosa, los escritores del boom ya estaban consagrados cuando fueron “descubiertos” por el editor catalán Carlos Barral y se relativiza el papel atribuido a Barcelona.
El quinto ensayo teórico-crítico, “Canon, valor y premios literarios”, se dedica a indagar los condicionantes que operan en la valorización de las obras literarias. En este sentido, se discuten los criterios de consagración y canonización de ciertos autores a través de certámenes de editoriales e instituciones, ya sean españoles o latinoamericanos. Se intenta comprender un muestrario actual de casos significativos que poseen distintos perfiles. Si bien algunos premios operan con criterios comerciales, otros otorgan prestigio simbólico dentro del campo literario.
El sexto de los estudios de este apartado es “Concentración económica, nuevos editores, nuevos agentes. Fichas para una investigación”. A pesar de que en la actualidad proliferan los debates sobre el presente y el futuro del libro, de Diego sostiene que no abundan los estudios críticos sobre el tema, sustentados en una sólida base documental. Para subsanar esta situación, se ordenan y detallan las operaciones de compra, venta y fusión de empresas que contribuyeron a la concentración editorial. Este proceso tuvo como antecedente las adquisiciones realizadas en los años setenta, pero se acentuó en la década de 1990.
La sección llamada “Conexos” se inicia con “Bibliotecas en la literatura”. José Luis de Diego interpreta los sentidos atribuidos a la posesión y la lectura de libros. En particular se refiere a las funciones de las bibliotecas en diversas obras literarias (como pretender ascenso social, servir como moneda de cambio, construir universos o generar relatos). Se suceden así bibliotecas peligrosas, expoliadas, laberínticas, ocultas y rescatadas.
Por último, La otra cara de Jano finaliza con “Los intelectuales y la izquierda en la Argentina (1955-1975)”. El autor examina críticamente los itinerarios de distintas tendencias de izquierda en nuestro país, atendiendo a las trayectorias de escritores y críticos literarios que actúan como intelectuales. En base a las publicaciones periódicas partidarias y las revistas literarias o culturales, se analizan los debates político-ideológicos nodales del siglo XX, hasta llegar a la etapa de radicalización.
De la lectura atenta de La otra cara de Jano corroboramos que las investigaciones acerca de las políticas editoriales se vuelven imprescindibles para garantizar los avances en el conocimiento de la historia de la cultura impresa en Argentina y Latinoamérica, desde los albores del siglo pasado hasta nuestros días. La obra brinda respuestas sobre algunas problemáticas-clave que se vinculan con el mundo del libro y la edición. Estas resultan de sumo provecho no sólo para los especialistas sino también para todos lectores interesados en el tema (entre los que esperamos se encuentren los profesionales de la información).
1 Iniciada por Editoras del Calderón y continuada por la editorial Ampersand, la colección reúne a Frédéric Barbier, Anthony Grafton, Martyn Lyons, Jean-Ives Mollier y Armando Petrucci.
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